Después de recoger la ultimas olivas que me quedaban. Nos decidimos a comprobar como van nuestros hombros averiados en movidas varias. Hicimos una visita a Calcena y otra a Arnedillo.
Biennnnnnnnnnnnnnnn, por fin no me duele nada y puedo volver a escalar. Alberto y Gerardo vinieron conmigo. Cada uno fuimos con nuestra mochila delantera, y con ganas de vaciarla.
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